miércoles, 16 de septiembre de 2020

suena la campana de una iglesia
y ya no soy quién para responder a su llamado
alguna vez
en este cuerpo
fui niña
y escuché su canción metálica de mañana
y anduve por la callecita de tierra
que separaba la casa de mi abuela de la capilla pedregosa
que hizo construir alguna antepasada familiar
entre talas piquillines y espinillos
para escuchar a lxs ancianxs corear desafinado
y esperar en las escaleras el momento ansiado del final de misa
donde se producían los encuentros
 
hace años mi abuela es pensamiento de sí
realidad sublime
la casa sigue en pie
también la iglesia y su cencerro de domingo
y la tierra y los árboles
han sobrevivido a la barbarie humana del cemento
milagrosamente
 
yo escucho campanadas en cualquier lugar del mundo
sin tener deseos de asistir
a ninguna ceremonia
a ningún encuentro
a ninguna niñez
 
las oigo como si algo me saludara
o me diera una bienvenida
sin pedir nada a cambio
 
C

 

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