lunes, 27 de julio de 2020

desde arriba lo escuchaba
abrir la tapa del piano y tocar
no me acuerdo su nombre ni las charlas que tuvimos
sí que era anciano
y yo una niña de primaria
escondida a propósito
en la parte superior de la escalera
para demorar mi clase y disfrutar la gracia del maestro
de adolescente me pasó algo similar
con el profe de canto
no pudieron enseñarme nada
que me importara más que ese silencio
donde me atravesaba la belleza

C.

jueves, 16 de julio de 2020

Hay gente que se siente protegida por un barbijo.
Hay gente que se siente insalubre por un barbijo.
Hay gente que espera una vacuna.
Hay gente que cuida su alimentación, su actividad y su descanso para fortalecer el sistema inmunológico y evitar las vacunas.
Casi todas las personas estamos enfermas en alguna medida (basta mirar el mundo).
Hay gente que padece otras preocupaciones
otros problemas vitales.
Cada persona ocupa su sitio en la tierra a la que vino
su rol en la mentira y en el negocio
su responsabilidad con la verdad
con la propia coherencia y el respeto a les otres que no tienen por qué pensar igual, vivir igual, valorar lo mismo.
Ejemplifiquemos:
La gente que se siente protegida por un barbijo no tiene más que usarlo, en cuanto se cruce con una persona sin él dispondrá de la herramienta útil para cuidarse
no correrá peligro.
La gente que se siente insalubre con un barbijo, no tiene más que andar sin él respirando el aire disponible, se encontrará con gente que elige usar barbijo, qué problema hay en eso, y con gente que no lo use, entonces mantendrá o no la distancia, asumiendo el riesgo de compartir la atmósfera.
La gente que espera la vacuna, conseguirá vacunarse en algún tiempo
y la que fortalece su sistema inmunológico podrá defenderse en contacto con los virus.
Y a la gente que tiene otras preocupaciones, otros problemas vitales ¿quién va a juzgarles? ¿quién conoce todas las circunstancias de sus vidas como para elegir por elles? ¿y mejor?
Cada cual a su costal y a su mente, a su trabajo, todes a lo más amoroso que podamos en ésta y cada circunstancia, a la consciencia humana que es el único sentido de la vida en el cuerpo.
Lo individual repercute en lo social, lo individual es siempre colectivo
a saber
nos desesperamos cuando se impone algo a gran escala pero la mayoría queremos imponer algo a menor escala, aunque sea un criterio.
Nos escandalizamos con las grandes mentiras, pero la mentira es moneda corriente
nos hemos criado en la mentira, a tal punto que no sabemos casi nada de la verdad.
Ejemplifiquemos:
Todos los meses se dice en este país que alguien desaparece, pero las personas no tenemos la capacidad de desaparecer, ni siquiera los huesos desaparecen, todo se transforma sí, cambia de estado.
Ningune desaparecide desapareció jamás, hay gente que oculta a otra gente.
Si la gente que ocultó no tiene el suficiente poder, entonces la persona "aparece", muerta o viva, porque las fuerzas de seguridad se ocupan de buscarla y encontrarla.
En cambio si el gobierno o las fuerzas de seguridad del gobierno, o las personas que detentan suficiente poder en el país son las implicadas, entonces la gente permanece oculta. Pero no desaparece. Ni desaparecerá, porque las personas no tenemos la facultad de desaparecer. Porque en el universo entero nada tiene la facultad de desaparecer, sí de trasformarse.

C.


martes, 7 de julio de 2020

en la infancia de Sara
el agua era una manta líquida
una víbora cantarina y gorda
bonachona antes de la tormenta
le decía arroyo por su arrullo
y el viento en los sauces completaba la danza
y su mamá le decía
"no vayan a la cañada, el agua viene sucia, se pueden enfermar"

Sara fue una experiencia austera
una vida larga
nueve décadas y media
con la raíz al suelo del mismo barrio
aunque estaba que quería irse
cuando la conocí
permanecían gorriones y venteveos
en la voz con que contaba
"¡Pobre madre! ella no sabía lo lindo que era meter los pies en el agua fresca en las siestas de verano, ni pescar mojarritas o viejas del agua"

se le había llenado la zona de kioscos
había cerrado el almacén de Don Pacho en algún año del siglo antes
se había caído el árbol-hombre que crecía enredado a ella
y sentía un cansancio de artrosis
y cordial le pedía a Dios
llevarse el trino a territorio de ángeles
dejar la corteza para algún fuego ajeno

cuando la conocí sonaba como un violín alejandosé
vibraba sus cuerdas al final de un concierto
esperando amalgamarse al río
silbar con la ventolera del otoño
arrastrando las hojas
bailar con el hermano muerto un valsecito
delicada y honesta
cuando la conocí
me avisó que se estaba yendo

tenía dos perras mimosas
que me recibían con ladridos y saltos
y el mate amargo en la mesa para mí
y el diario al lado suyo
y su tono como un cauce
todavía fluído
donde mojé los pies

C.

*el encomillado pertenece a "La vieja del agua" en Cuentos definitivos y otros relatos, Sara N. Vargas de Gerie, Córdoba, 2017.

domingo, 5 de julio de 2020

tengo que escribir mi nombre para entrar al escritorio
muevo los dedos ágiles
como automáticamente
la contraseña es incorrecta
me devuelve en letras rojas la pantalla
observo

en cambio de camila he tipeado camino

camino

pauso mi tiempo aquí
aquieto mi mente en este hallazgo
en esta sorpresa de bautismo

hohnat en mi corazón
cobije los pies hermanes
beban en mis junturas llovidas las bestias inocentes
entienda la esencia de la raíz
el viento baile sobre mi cuerpo de polvo
su lengua desprovista de palabras

C.