domingo, 10 de junio de 2018

Una vez

llegamos a Aguas Calientes de madrugada
después de caminar ocho horas ladeando las vías del tren
la idea había sido de Mariano
no sé qué pensó el resto que accedió
a mí me pareció poética
ocho horas la luz de la luna y las linternas
por un camino angosto
con el río salvaje al lado nuestro
su motor
su aullido
y cuidado con los trenes...
me dormí sentada en la sala del hostel que encontramos
y después en la cama de la pieza compartida
de noche Mariano tuvo otra idea
conseguir un horno para hacer las pizas argentinas
luego de un mes afuera del país 
para entonces no dije nada pero no dudé
ya no sé cómo había contactado con una familia de panaderos
así la conocí a la Pancha
peruana adulta
hoy no recuerdo aspecto
que me enseñó a cocinar los fideos crudos
sellandolós con aceite
después
me mostró
había que agregar la carne y las verduras
saltearlas o saltarlas
-como se dice allá-
el agua iba a lo último
eso pasó en la cocina
mientras Mariano preparaba las pizas en el horno de pan de la pieza del lado
y hablaba con los hombres circundantes
transmitiendo su saber de un modo similar...
yo recibí la receta de la Pancha
como si fuera un regalo de los dioses
de la tierra
como si esa mujer
hubiera visto en la jovencita que yo era
otra mujer
a quien legarle algo
después comimos todxs juntxs
hablamos de cosas importantes
o sea de la vida
con un cariño familiar
nacido
no sé donde

C.

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