miércoles, 11 de enero de 2017

Cajón Grande, Mendoza

                          a la hermana sil con amor inmenso

te muestro el miedo y me aquitás
confiando
parando el paso
sin arrimarte
dando el espacio suficiente
a que descubra mi manera
y ahí por donde estás me repetís
yo soy la subida
yo soy la montaña
yo soy el precipicio
y sí
decís
yo puedo...
te oigo mientras resbalo en superficies arenosas
y escarpadas
más de una vez
y me cuesta escalar...
yo soy la subida
yo soy la montaña
recordás
te escucho resulta
insisto
reitero
y digo sí...
ya en la cima de un cerro hermano al campanario
trepado mano y pies
por lo silvestre y libre de sus formas
allá arriba en la cordillera de los andes
lloro un llanto de no sé cuán adentro
conmovido
miro mi propio vértigo de frente
contemplo la belleza a más de mil metros de altura
agradezco ser una y ser la misma
que vos con vos en vos
y en la gala ancestral y majestuosa
en la maternal piedad de la montaña
en la suya mansedumbre que alimenta
que permite sana invita da libera
reside en la quietud
del ser
 
       medita

C.


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