domingo, 6 de mayo de 2012

Agradecimientos


























anoche sonaban cajones y la luna estaba encima nuestro
las mujeres bailando entregaban el alma como un postre
y vos reías chiquita
porque yo te contaba de mi paz
con entusiasmo infantil maravillado
esa paz encarnada en el recuerdo
del que me amó primero haciéndome temblar
y caminaba conmigo por las calles que nunca antes pisamos
y le sobraba gracia para calmar mi angustia
con un par de chistes y de besos
y me escribía cartas para llorar bajito
o el que una noche cualquiera entró en mi cuerpo cotidiano
para hacerme saber que siempre puedo
dejar entrar al sol cuando amanece
y leíamos poemas y tocaba las cuerdas y tomábamos vino
como si cada vez fuera la última y primera
y me inventó una canción a medias
que alcanzaba para cambiar el mundo
o el que se vino un día desde lejos
para volverme a abrazar como en su esquina
y se trajo los tangos y las murgas
para que andar con él por mi ciudad fuera el asombro
y terminar abrazados en una cama chiquita de la calle San Luis
o el que hizo el amor conmigo en la tierra de mi pieza
antes que fuera pieza de mi casa antes que fuera casa
y me entregó sus miedos como un niño
y me curó las fiebres como un padre
y cantaba y leía con la misma dulzura en el suelo de cualquier país
y andaba por el barrio con ese orgullo alegre de ser pueblo
y me dibujó en su mejor historieta
con la cabeza prendida de una flor
entonces claro que puedo estar sola y sin apuros
la soledad es un lugar que habito y que desbordo
que me acuna y despierta como madre
la soledad jamás se acaba
la compañía en cambio tiene el sino del deslumbre
y cuando el deslumbre ataca no hay escudos
ni tiempos más propicios
ni autoconocimiento que más valga
para amar hay que pisar fuerte
como golpeando el suelo con los pies
y que no me vengan con pretextos desolados
la magia del mundo en este cuerpo
siempre tuvo y tendrá
                         sus nombres propios

C.

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