Se empezó a quejar una vez que estuvo donde siempre quiso estar. Antes, tal vez, no sentía ausencias, sino inquietudes,como cuando uno tiene la sensación de que va a vomitar, lo que se dice mariposas en la panza, a veces, o angustias otras veces. Lo escuchaba con bastante poca atención. (No me impresionaba, por nada del mundo me impresionaba)
Se admiraba mucho de sí, porque sabía que a su lindo trabajo lo había conseguido solito, siendo bien inteligente y extrovertido. Viajó, fijó cosas bonitas en su cámara genial, comprada por sí mismo, abrió su propio blog, se enamoró de H, pasó de lamentarse a dar consejos de éxito, sus domingos se solearon y hasta logró serias propuestas de publicación para su veta artística. Toda esta parla en media hora mas o menos.
Una vez de las primeras tocó a su puerta, en el 5ºB, y no respondió, Miró su mano, intentó golpeando nuevamente con su oído fijo en la madera, sintió el vibrato, pero dudó. Había algo malo en el golpeteo. Volvió a tocar y escuchó que ella se asomaba por la mirilla y retrocedía sigilosa, se alejaba, no volvía... Es el golpeteo. Miró su mano. Histeriqueó sin repercusiones y volvió a las dos semanas. Pero sus manos estaban distintas, preparadas para recibir otra respuesta. Primero las tostó al sol, luego las baño en aloe vera para curar los excesos, se secó, les consiguió exquisita crema de cacao, y por fin las frotó en ramitos de lavanda. El 5ºB se abrió para él. Parecía una boludez, pero algo había cambiado. Contento, de su boca salieron conejitos y algunos peces. Parado en su escenario habló y habló ya sin parar, atendiendo no a las mariposas, sino a la música, a lo bonito de hilar una palabra con otra. Las veía, se iban dibujando en el aire, mientras ella las miraba salir y rodearla, susurrarle bajito, arrinconarla.
Para no perderse, cuando tenía la posibilidad de ver su imagen en el espejo, en paralelo se decía "X, X, este soy yo, X".
Y así en el 7ºA, 8ºC, 1ºD, en el H, hasta que las mariposas se exiliaron: "pal norte", y lo esperaron en las montañas rojas, azules, verdes y violetas...
Dijo (sin querer) que no ve más puertas, ni su mano, ni mujeres, ni bocas, ni mujeres, ni miradas, ni ojos, ni mujeres. Solo una niebla de palabras (sus palabras). Vacío (dice), las agarra al azar, hace bollitos y las tira contra una, contra todas.
Ese día le sorprendió que sus pasos hacían ruido en el pasillo oscuro (obscuro), que la lluvia le mojaba la cara, que el olor al cigarrillo es fuerte y penetrante, y que hay brazos que abrazan con un suave, antiguo gusto de mariposas...
L.
por favor mujer! que hermosura!abrazote
ResponderEliminardefinitivamente estoy enamorado de vos, es alucinante cómo escribís
ResponderEliminar