miércoles, 2 de marzo de 2011

requiem

 















Cuando uno dice
basta de grotescos
ya está
ahí están todos los desafíos juntos,
los ecos que te amenazan la piel,
que te erizan de náusea
cuando te empujan de a besitos
en abismos de angustia
Y una persona
casi sin nombre
sopla suave
en el oído de las otras
y las intima a irse.
Pero ahí sí que no.
La persona sin nombre
tan perfecto, tan niño bien,
ahí, tan cerca como cualquiera,
se autoproclama
para mí, y para él,
sobretodo para él,
y trata de borrar
cosas tatuadísimas
en los momentos de la menor densidad de palabras.
Pero eso no se debe, eso no puede.
Lamentablemente
eso no se hace

L.

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