miércoles, 16 de febrero de 2011
Las violetas pálidas. Los amigos hambrientos y la niña de ojos claros
Pues bien, habla, poeta:
También aquí, nosotros, tenemos dos palabras que decir sobre el amor;
También nosotros sabemos algo de eso, de esa antigua tramoya.
Dando gritos de loco, a voz en cuello,
El verano pasó ante mi naríz
como un tren amarillo
de coches de madera,
con olor a sudor, sangre y tabaco.
Y decir que yo mismo
quería verlo venir
como ésta que me trae leche tibia
en su rojizo cántaro de cobre...
Tanto peor,
si no vino así el verano.
No, no es así cómo el verano viene.
No, no es así. ¡Sacro nombre de un perro!
¡Oh, tú! hija, madre, mujer, hermana mía,
Tú que tienes el sol sobre la frente,
Querida, la de ojos claros,
Mi niña de ojos claros:
Dando gritos de loco, a voz en cuello,
El verano pasó ante mi naríz,
Sin que te haya podido hacer llegar
Un ramito de pálidas violetas.
Qué quieres...
los amigos tenían hambre:
se comieron la plata de las flores.
1929
Nazim Hikmet (de Poemas Combativos, 2003)
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