domingo, 8 de mayo de 2011

Encuentros
























                                                                        
                                                                  a Lauri por sus derroches de armonía y de ternura

   Hace días que conmovida de hermosura pienso... si supiera contar esta historia, si pudiera escribirla, o si alguien lo hiciera, pero... ¿y si no la cuento? ¿y si alguien no la escribe?... entonces no dejo de pensarla... Creo que empezaba en algún silencio como las buenas historias, pero renuncio a acordarme y renuncio también a lograrle la belleza. Sé que estábamos planificando trabajar con la música este año, porque los niños, esos niños, nuestros niños tienen una voz de fuego que quiere salir a bailar y se alza en tambores y batutas. Y en un momento ella, que tiene un planta de flores-estrellas subiéndole desde la cadera, se distrae en la vida cotidiana y nos cuenta, nos habla del linyera que compra artículos en la juguetería-bazar en que trabaja.
   En la niñez de ella, veinte años y un poco más atrás, el hombre ya andaba,con la misma campera quizá -una de Belgrano abrigada y sucia que no conoce estaciones- y sonreía al cruzarse las boquitas simpáticamente abiertas de las niñas y aún lo hace "sería que disfruta con la alegría de otros" dice ella. No sabe bien si el hombre existió allí desde antes de su infancia o si su niñez simplemente nació con ese hombre, lo cierto es que, los años pasaron, ella se mudó de casa, de carrera, de amores, de trabajo; y volvió, como si tal cosa, al barrio, al centro, a esa juguetería y a ese hombre; como si el destino se burlara una y otra vez de la determinación humana. Entonces, contenta de este encuentro, nos relata, que el hombre vive en dos cuadras y por ellas pasea sus carros y su perro y su locura, sin preocuparse de un mundo más que del propio.
   La primera vez que entró al bazar pidió una olla, de esas de aluminio gigantes como para hacer un guiso colectivo y ella, presumiendo su indigencia pero plagada de cariño, le mostró una olla pequeña y bonita que él, por supuesto, no quiso. Fue esa vez, por otra compra, que descubrió que el "loco lindo", como le dice ella, era un hombre riquísimo, su billetera estaba plagada de papeles nacionales y extrangeros de alta suma, y se quedó de boca abierta. Ese montón de dinero, nos cuenta ella, es el que invierte, no en autos ni mansiones, sino en pilas de revistas siempre en el mismo quiosco -porque le gusta leer- o en la mejor comida para su perro, o en la olla que finalmente compró y llevó a pasear en los carros, como todos sus adornos del índole más diverso.
   Una vez ella lo vió pasar con una escalera, una escalera altísima de esas nuevitas de buen árbol, y al otro día la escalera y los carros se habían convertido en un trencito de vagones, que el linyera presumía por sus cuadras; y a la semana no había más escalera y ella infirió de las pocas palabras que le roba, que la había vendido como madera.
   Y así pasan sus días ahora, los de ella, mientras lo espía por un telescopio de niños desde la juguetería, y lo ve cortando cortezas o luchando a machetazos con un árbol, y se entera de que duerme en la plaza, a pierna suelta sin reparo, como bañado de luna. Y lo espera siempre, y le dice "usted es mi mejor cliente", y él vuelve alegre y le habla un poquito cada vez; y ella sabe ahora que fue dueño o es dueño de una gran empresa, que claramente no maneja ni le importa, y de ahí le vienen los dólares gastados en las bellezas simples con que colma sus carros; y ella le sonríe cuando entra por su puerta y él le señala una patineta expuesta entre los juegos y le dice, que tendría que ser más grande... para volar...

C.

4 comentarios:

  1. nooooooo, qué genial... muy mágico..además algo tan simple como ver sonreir y sonreir.. alcanza, deberia alcanzar y si alcanza...hermoso y hermoso escrito

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  2. gracias bonita de mi corazón! dudo de la escritura pero no de la dulzura de esta historia! besos llenos de sol!
    te quiero hasta todos los cielos

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  3. es hermosa esta historia! la recuerdo a la lauri hablando de su mejor cliente como si fuese ayer... que hermoso, que lindo que lo escribiste, porque asi podemos recordar mas seguido la ternura de laurita, de este hombre, de sus dias...

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  4. gracias amiga! lo volví a leer con vos! me había olvidado de esta historia! cierto que es muy dulce! y muy dulce la lau contandolá! qué alegría! te beso mucho y ruidoso amiga! te quiero inmenso!

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