miércoles, 21 de mayo de 2025

teníamos 11 años el día de la mudanza
viniste a casa más temprano
-en esa época andábamos solas 
con permiso y sin preocupaciones
por las calles de los barrios donde vivíamos-
te regalé un anillito que no recuerdo
pero debe haber sido mío 
porque a esa edad no tenía prácticamente dinero propio
a menos que robara
y ya había hecho la comunión 
lo que en parte me alejó del "pecado"
no por convicción 
sino porque me mortificaba
tener que confesarle al cura
que había extraído dinero de la cartera de mi mamá 
para comprar gomitas perfumadas
o papeles de carta para mi colección 
o alguna otra tentación que tuviera

te regalé el anillito y te lo pusiste
¿como un compromiso?
era tan sensible como ahora 
la vida incontrolable impactaba en mí 
fue un gesto importante
sentido 
como nuestra amistad

te quedaste a esperar solita hasta que nos fuimos en el auto
para vivir a más de 100 kilómetros 
te vi por el vidrio de la luneta
mientras nos alejábamos
no recuerdo si lloré 
pero sentí desamparo
un humo que nublaba el corazón 
deseos de quedarme
a que anduviéramos en la misma bici
cortáramos mandarinas en alguna vereda
o intercambiáramos novios ocasionalmente

el viento nos fue llevando a otras orillas
pero esa única vez nos despedimos
en adelante esparcidos y esporádicos
breves
luminosos
solo hubo encuentros

C.


viernes, 16 de mayo de 2025

camina despacio pero con ligereza
porque su paso es liviano 
como si nada pesara en ella
toma el bastón con la mano derecha
elegante 
donde descansan algunos anillos
y una pulserita con medalla
siempre la vi de trenza
una sola 
en la que recoge todo
su pelo blanco y largo
tiene una cara pícara
ojos alegres de alguien
que sabe vivir
que elige la vereda iluminada
y que no se derrumba fácilmente
porque se ha vuelto flexible
como la hierva del campo
en estos años de experiencia
su halo me resulta luminoso
inmaculado
como su nombre
no por acción de santidad
sino por falta de atención en el pecado 

nuestro vínculo está mediado por las plantas
por sus esporádicos paseos
en la feria los sábados de mañana
donde armamos nuestro puesto de aromáticas
plantines de flores y verduras
entre nosotras
hay más conversación que venta
unas charlas breves
en las que ha crecido en brotes el cariño 
le gustan mucho los geranios hiedra
y algunas aromáticas 
que le recuerdan a la casa de una tía o una abuela
está en su atardecer
pero avanza despreocupada de sus muertos
como si amaneciera
no sé de su vida casi nada
pero detengo cuando pasa mis quehaceres
y me acerco para darle un beso
esa cercanía
ajena a toda circunstancia
a casi toda intimidad
aclara el instante
deja flotando un resplandor
una luminiscencia
 
que tarda en alejarse
 
C.

 

martes, 13 de mayo de 2025

este lugar se ha ido construyendo
con lo visto y lo inventado
lo escuchado
lo dicho
ahí permanece la escalera de Cabalango
en el momento justo en que me tropecé
cuando subía corriendo y gritando entusiasmada
que ese día no me había caído
y no recibí la penitencia
que mi padre me había anticipado a la mañana
como estrategia para mantenerme atenta
también los atardeceres en las coloraciones de las nubes
cuando tanta belleza me abrumaba
y me daba miedo que no fuera cierta
y cada una de las anécdotas
donde mis ángeles terrestres
acomodaron el rumbo apenas torcido de las cosas
como el chofer de Villa General Belgrano
que me llevó a la casa de mi amiga
con el bondi lleno de pasajeros
a buscar el celular que había olvidado
antes de emprender la vuelta a Córdoba
o la señora que se bajó una noche una o dos paradas antes
-esa vez que me distraje y me pasé muchísimo-
para que no esperara en un descampado sola
el colectivo opuesto
o el señor que me miró a los ojos en una callejuela de la Paz
y me indicó un ataque al hígado
y los chicos que me acompañaron al hospital de Pisac
y se quedaron a cuidarme
de los que no recuerdo el nombre
también está la tarde en la que mi hermana Eugenia
me agarró de los pelos en nuestra pieza de infancia
y la vez que cambió sus papeles de carta en la primaria
a la chica que había robado los míos
para devolvérmelos
y cuando me defendió de una bombucha manzanita
y cuando me contuvo como madre por la muerte de un amigo
están las historias de mi abuela 
de mi madre y mi padre
en las que no estuve
pero cuento en las noches para invitar el sueño
y Los Gigantes cuando experimenté dios
y la cordillera en Cajón Grande
aguas y amores de distintos sitios
una casa entre plátanos en Ilha Grande
puentecitos sobre el río de Aguas Calientes
una caminata mágica y nocturna con amigos
bordeando las vías del tren
el tiempo breve en que me desintoxiqué de harina estrés y azúcar
y me cayeron un montón de fichas
la noche de velitas con la Sai frente al lago Titicaca
el viaje a visitarla a la Cami en el sur
y a la Andi en España
el señor biólogo que solo hablaba en inglés
y se conmovió tantísimo con lo que recitábamos y cantábamos en castellano
la noche en Granada
donde todo lo que venía mal
se transformó excesivamente en bien
y otras menudencias relampagueantes
todo en desorden pero a mano
como vencer el vértigo estando sola
meditar debajo del pomelo amarillo
desnudarme al sol
todas tus caras de picardía
y tus palabras agudas que deshacen fantasmas
algunos berrinches fabulosos de Amanda
y por supesuto oscuridades
en las que finjo un miedo que no es
sino costumbre
ancestral
mensaje de ternura mal oído
mimo que se confundió el camino
y es cuestión de ponerle banderitas de colores
carteles luminosos
para que pueda volver


C.