15 de febrero, despejado
que se unifique esta porción de luz
con su consabida sombra
para que el equilibrio
cante en los colores de un colibrí
detenido instantáneamente
sobre el alambrado
en la pregunta pronunciada
y en el abrazo que le sigue
el río
va como cada día
saludando a las piedras
generan una inquietud aparente
la luminosidad refracta entre las nubes
se torna visible el sol
que hace crecer
al tiempo de la tierra milenaria
que elige con cuidado dónde asentar el pie
atender es una forma del cariño
templar al fuego
para cobijar en las horas
lo valioso
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