a cada patio su tapia
a cada existencia su trabajo
a cada cuerpo su obsesión
pero a cada pez su océano
a cada estrella su galaxia
a cada gota su tormenta
a cada flor su pastura
atontada me muevo entre mis propios límites
tratando de encontrar el horizonte
sin dirigir la vista a lo distante
pero a cada raiz su tierra
a cada piedra su río
a cada latido su corazón
y a cada corazón todo
no hay sorpresa en las cavilaciones recurrentes
en cambio la vida
alerta
sigilosa
unicamente amplitud
desplegandosé
camaleónica
boreal
en infinito
C.
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